Yohana Anaya Ruiz

Yohana Anaya Ruiz nace en Estepona el 27 de marzo de 1994. En 2012 comienza sus estudios de Periodismo en la Universidad de Málaga, pero los abandona a los dos años. Durante este tiempo es redactora de La Noticia Imparcial y ayudante en Radio Estepona. En 2014 comienza Filología Hispánica, graduándose en 2019. Al año siguiente obtiene en la Universidad de Málaga el título de Máster Oficial en Gestión del Patrimonio Literario y Lingüístico Español y en 2021, el de Máster de Formación del Profesorado en la Universidad de Huelva. Su relación con los medios de comunicación se aprecia en alguno de sus trabajos: de 2018 a 2019 informa sobre actividades culturales y escribe reseñas para Málaga al Día. Periódico Social y Colaborativo de Málaga y en 2019 es locutora de Radio Antequera y voluntaria varios meses en la sección cultural de Radio Onda Color, donde se dedica a realizar entrevistas. Durante los meses de septiembre y octubre de 2019 viaja a Honduras como voluntaria de la ONG Acoes, respaldada por la Universidad de Málaga. Allí trabaja en un orfanato, en diversos colegios –dando charlas feministas– y en la Universidad de Tegucigalpa, formando en escritura creativa. Su estancia le marca sobremanera y, desde entonces, trabaja en un libro que aúna testimonios de mujeres y fotografías y que pretende luchar a favor de la situación de la mujer.

Con relación a su trayectoria literaria, la propia autora confiesa que su primer relato lo compone siendo niña y que, años después, descubre la poesía. Pero lo que verdaderamente le impulsa en su trayectoria como escritora es cuando escribe la biografía de su abuelo: «Justo en el momento en el que él se emocionó cuando le entregué los folios con toda su historia, supe que era aquello lo que quería hacer el resto de mi vida» (Mis libros preferidos.com, XI-2014). Se inicia en las letras con la narrativa, cuando, con 18 años, publica su primera novela: La última lágrima (2014), inspirada en un sueño de su pareja. Ese mismo año participa en dos antologías: Retazos de papel y Microterrores. La primera recopila los relatos presentados al I Certamen que lleva su nombre y en ella colabora con un cuento titulado «Volver a vivir». La segunda recogía las mejores obras presentadas al I Concurso de microrrelatos de terror organizado por la editorial madrileña Diversidad Literaria. Su texto lleva el título de «Soledad». En 2014 colabora también en el homenaje a Pablo Neruda por el 110 aniversario de su nacimiento con el que sería su primer poema publicado –«Ángel terrenal»–, que aparece en 150 poesías. Homenaje a Pablo Neruda. Al año siguiente ve la luz su segundo libro: Mi reflejo (2015), novela que fusiona el misterio y el terror con una pizca de amor. En esta obra reproduce sus gustos personales al escribir un libro romántico con toques de misterio. Admite que se sintió inspirada por Los renglones torcidos de Dios y que quiso utilizar una trama similar, ambientada en la universidad donde ella estudió. En 2015 participa en la antología Porciones del alma II con un microrrelato de tema romántico titulado «Lágrimas de cristal».

En 2017, Yohana Anaya da el salto a la lírica y publica su primer libro de poemas: Resiliencia, integrado por noventa composiciones de temática variada que dedica a su abuela materna: Josefa Sousa López. En 2018 ve la luz un nuevo libro: Lo que ha quedado de mí, formado por un conjunto de poemas y relatos breves, que trata la violencia de género desde su propia experiencia. Asimismo, resulta finalista –con su relato «Bilbao»– en el XVIII Certamen de Declaraciones de Amor. «Dime que me quieres», organizado por el Ayuntamiento de Málaga, y del «IV Certame internacional de relatos Contos de Ultramar» con su relato «Caricias arrancadas». Participa también en el concurso «Torremolinos en breve 2018» y consigue el primer premio del público con su cuento «Limerencia». En 2019 colabora en Cuatro elementos con su relato «Lágrimas de cristal» y es seleccionada en el concurso de relatos eróticos de la revista Anuket, publicándose su aportación –«Confesiones de almohada»– al año siguiente en el volumen monográfico 20 relatos sin tapujos. En 2020 publica Maullidos en la gran ciudad, obra que fusiona la literatura –poesía y relatos– y la fotografía. Textos e imágenes se vinculan entre sí, pues las fotos de Rafael Hijano sobre Málaga y Estepona sirven de inspiración a la autora. Esta obra se divide en dos bloques: «Maullidos en la avenida» –que conforman los textos dedicados a la sociedad– y «Maullidos en los callejones», donde aborda «el tema de los sentimientos o historias de personas cercanas a nosotros» (AZEstepona). En 2020, durante el confinamiento, publica dos relatos que tienen como tema central la pandemia, presentados a sendos concursos literarios. «Luminiscencia» aparece en Relatos ganadores del concurso literario «La cuarentena» y el microrrelato titulado «Devorando a Cronos» en El exilio interior. Palabras contra la soledad. Asimismo, colabora en el volumen Viaje hacia Ikigai. Antología nacional de poemas escritos durante el confinamiento por COVID-19. En 2021, ha participado en el Homenaje a Jorge Rando, con un poema titulado «Infortunio», y en Motaiga, recopilación de treinta y un relatos cortos en torno al pueblo ficticio que da título al volumen. Ha sido coordinado por Diego Tomé, profesor de escritura creativa, y por Eduardo Costa.

Sus poemas, relatos y pensamientos se encuentran en las redes sociales –especialmente, en Instagram–, donde esta joven autora publica a diario escritos inéditos o extractos de sus libros. También se recogen en revistas como Bib Azahar (mayo y junio, 2018), Teresa Magazine (2020), Marginalees. Revista cultural (2020), Revista Didasko (2020)… Ha dado recitales poéticos y participado en eventos como el ciclo «Versos en Unicaja» (octubre 2016), dirigido por el escritor Antonio A. Gómez Yebra, leyendo poemas en homenaje a Antonio Gala. También destacan sus intervenciones en «Voces compartidas» (mayo 2017) o en el «Escaparate Andaluz» (octubre 2017), que fomenta y difunde la producción literaria de creadores locales; así como en el espacio cultural Artsenal, dentro del ciclo «Poesía con guitarra», aunando sus versos con la música de Borja Suárez (2018). En enero de 2020 ha participado en la Casa Invisible, en la II edición del Festival XQSí, iniciativa que busca dar un espacio a los artistas malagueños para compartir un diálogo con otros creadores.

Deben mencionarse también las numerosas conferencias que Yohana Anaya ha dado por los institutos malagueños desde 2014 (y hasta la actualidad) sobre cómo cumplir los sueños y contra la violencia de género, explicando, desde su experiencia personal, cómo salió del círculo de la violencia. Estos encuentros, así como la publicación de Lo que ha quedado de mí (2018), le llevan a ser uno de los cuatro galardonados por el Ayuntamiento de Málaga en noviembre de 2021 en el acto conmemorativo del «Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género contra la Mujer», «en reconocimiento por su apoyo y solidaridad con las mujeres que sufren violencia machista». El comunicado del Ayuntamiento resalta de la autora que es «una mujer joven que conecta con chicos y chicas dando claves para no reproducir los modelos machistas y tener relaciones sanas e igualitarias». El carácter solidario de Yohana Anaya queda patente una vez más con la organización del evento «Naturarte», que se celebra en Estepona el 5 de noviembre de 2021 para recaudar fondos tras el incendio que asoló Sierra Bermeja y del que se hizo eco la televisión local. Entre las diversas actividades propuestas, destaca el recital poético de varios escritores.

Preguntada la autora sobre sus proyectos actuales, afirma que ha acabado de escribir un poemario sobre su aventura en Honduras: «Ese manuscrito lo he mandado a dos concursos de poesía: Estepona y Unicaja (a ver si hay suerte)».

La escritura para mí es una vía para el desahogo. Desde pequeña mi deseo ha sido tener una biblioteca en mi casa y creo que lo estoy consiguiendo: tengo más de 500 libros. Con ellos me evado del mundo y aprendo nuevas maneras de sentir y ver el mundo. Cuando algo me duele o me invade la impotencia, inconscientemente recurro a un cuaderno y escribo en él hasta que me calmo. Como dice Shariff, «los escritores de verdad no saben ser felices».